SER DEUDOR O SER INVERSOR. ¿ES POSIBLE ELEGIR?

 

¿Es posible elegir entre ser deudor o inversor?

Un espadachín representa la deuda, el otro es la inversión. Pelean por ganar nuestro corazón

 
El mundo en el cual vivimos se caracteriza por mostrar un panorama marcadamente desigual. Un hecho concreto, desagradable, por cierto, es que un porcentaje mínimo, de habitantes de este planeta, concentra un porcentaje elevadísimo de la riqueza mundial, dividiendo a la humanidad, en líneas generales, en dos grandes grupos, las  personas deficitarias por un lado,  y las personas superavitarias por el otro. En este mundo, obviamente, hay una transferencia de recursos entre ambas partes. En general, aunque no siempre, a los segundos les va un mejor.
Las personas o empresas deficitarias, incluso un estado puede serlo, son los que necesitan endeudarse para cubrir sus gastos, que según sea el caso, puede ser llegar a fin de mes, pagar sueldos o mantener en funcionamiento el estado. Los superavitarios son aquellos que invierten y poseen rentas que incrementan su capital por encima de los gastos, incluso de la inflación. Como es lógico, estos están en condiciones de prestarles a los deficitarios.
Esa acumulación de riqueza actúa como un ser vivo, en constante desarrollo, buscando nuevas fuentes de donde abastecerse para crecer continuamente. El capital tiene capacidad de reproducción y el índice que mide este crecimientoo es la tasa de interés que, si bien muchas veces de manera extremandamente indirecta,  pagan quienes toman prestado ese capital.
Estamos definiendo rico como quien tiene inversiones, que puede vivir de rentas, y se define como pobre a quien debe trabajar arduamente para mantenerse. Por lo tanto, se habla de unos pocos ricos y muchos pobres o, lo que es lo mismo, pocos inversores y muchos deudores.
Nótese que diferenciamos entre pobres y míseros. Mísero es alguien con sus necesidades básicas insatisfechas, o sea no se alimenta, no tiene acceso a la salud, a la vivienda. El pobre trabaja, pero ni bien discontinua el mismo por el motivo que sea, es muy vulnerable, oscilando hacia la miseria. Se comprende bien este punto al llegar a la jubilación.
No deben quedar dudas de la constante búsqueda de la sociedad industrial, de los servicios hacia posiciones que permitan satisfacer las necesidades de la elite, los grandes inversores, los cuales crean riqueza monetaria, así como de las masas en general. Los inversores, deciden prestarle a otros para que expandan la econonía, pero mas tarde o temprano en la cadena, están los consumidores, que por ansias de obtener dichos productos, están dispuestos a endeudarse. Como prestar es un riesgo, lógicamente, el prestamista cobra un interés elevado. 
Llegamos a la primera encrucijada realmente difícil, ya que decidir por un camino u otro no es fáci. ¿Se tomará el camino del endeudamiento? ¿O se transitará por el camino de la inversión? 
El camino del endeudamiento ha sido escogido por la gran mayoría de los gobiernos. Se gasta, se pide prestado y luego se ve como se paga. Se aducen un sinúmero de justificativos, el cual uno de los preferidos es la Justicia Social. Por lo tanto, se imprime dinero sin respaldo para dar plata a la gente, se genera una enorme deuda, y luego se paga con inflación. Listo, se acabó la Justicia Social.
Todo un sistema estimula como normal vivir en deuda. Compre ahora, pague en cómodas cuotas, incluso llegan a decir sin interés (lo cual es una mentira descarada, o solamente para unos pocos privilegiados). Por ejemplo vivir sin Tarjeta De Crédito puede incluso llegar a ser complicado para viajar, o pagar ciertos productos.
Este camino, hace que la transferencia de recursos hacia unos pocos superavitarios sea fenomenal. Medite solamente un poco en lo que se paga de interés, sellos, comisiones. En la Argentina, hasta se paga IVA sobre los intereses.
El otro camino, de ser superavitario, es más empinado al principio. Es necesario sublimar ciertas expectativas de gastos, saber decir que no. Hay que presupuestar, y ajustarse al mismo. Saber esperar el fruto de una inversión. Tener la paciencia de un cultivador, de un granjero. Pero a la larga, es más gratificante. Es mas placentero disfrutar de algo, sabiendo que ya ha sido pagado, que después debo pagar.
Invitamos a dejar su opinión al respecto.

 

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